POEMA DE CARLOS GERMÁN BELLI |
POEMA DE CARLOS GERMÁN BELLI
Frunce el feto
su frente
y sus cejas
enarca cuando pasa
del
luminoso vientre
al albergue
terreno,
do se
truecan sin tasa
la luz en
niebla, la cisterna en cieno;
y abandonar
le duele al fin el claustro,
en que no
rugen ni cierzo ni austro,
y verse aun
despeñado
desde el
más alto risco,
cual un
feto no amado,
por tartamudo o cojo o manco o bizco.