María Reiche sueña un colibrí (y yo la sueño mientras viajo en el autobús) por Doris Moromisato
María Reiche sueña un
colibrí (y
yo la sueño mientras viajo en el autobús) por Doris Moromisato
Al
principio sus ojos descubrieron las líneas,
luego
sus manos fueron sus ojos.
Un
zoológico de estrellas
una
araña pasmada frente a un colibrí
la
cola de un mono tocando la luna.
Calendario
de polvo para dominar el infinito.
Sus
ojos venían de otras tierras
más
húmedas, más verdes, más
irremediablemente
estériles para su imaginación.
En
Dresden, la suma de los cuadrantes siempre terminaba en cero.
Con
matemática curiosidad atravesó el Atlántico
Y
su corazón ancló fascinado en la pampa.
Nazca
no tenía el brillo del Elba,
mas
el zumbido de las moscas en las chinganas
era
más vivo que el sopor de los museos bizantinos.
Vidente,
enamorada, encontró en antiguas conchas marinas
el
destino que todo ser tiene reservado para sí.
La
extranjera con su escoba, sus reglas, su sincronizado compás
Y
la limpia mirada persiguiendo el alba de una civilización.
Cuarenta
años dialogó con el zorro, la orca, el hombre-lechuza
preguntó
a los peces de dónde tanta inmensidad,
desenredó
espirales y enredó los teoremas.
De
día, el sol la mancillaba
de
noche, un techo azul le revelaba los enigmas.
Década
tras década los surcos de Nazca mudaron a su rostro
y
cuando sus ojos ya no pudieron atrapar la luz
sus
manos se volvieron sus ojos
y
cuando su cuerpo ya no pudo sostener esta vida
en
la línea del junco y la luna
ella
entregó la porción de infinito que todo corazón
lleva
dentro.
María,
María.
De:
paisaje terrestre
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De mis manos brotarán amapolas rojas como la sangre así quizás mi poesía sea eterna MI POESÍA SOY YO FANNY JEM WONG LIMA - PERÚ