Zhuangzi

La verdadera grandeza no necesita ser ostentosa. La verdadera sabiduría no necesita ser demostrada. Zhuangzi

jueves, abril 23, 2020

Marco Martos escribe Sobre Leopoldo Chariarse

 

Marco Martos escribe  Sobre Leopoldo Chariarse

Marco Martos escribe Sobre Leopoldo Chariarse

La poesía de Leopoldo Chariarse es insólita dentro del panoma de la lírica peruana contemporánea. Está, como lo dijeron hace algunos años Abelardo Oquendo y Mirko Lauer, en la otra margen. Asociada por ellos a la de Martín Adán, a la de Emilio Adolfo Westphalen, incluso comparada a la de esos grandes poetas, resulta sorprendente y verdaderamente marginal, que es otra forma de decir, original. única. Si se buscase parentesco de Chariarse con otros poetas coetáneos suyos, la tarea sigue siendo ímproba: con Carlos Germán Belli comparte el amor por los clásicos, con Francisco Bendezú, la deificación de la mujer y la imaginación surrealista; con Javier Sologuren, la soltura del verso, la fineza de los exactos adjetivos, la voluntad d hacer una obra continua, pero Chariarse es diferente. Cuando leemos su poesía,observamos una línea de continuidad a lo largo de décadas; cada poema suyo, antiguo o reciente nos parece leído por primera vez. Leopoldo Chariase ha construido un mundo verbal peculiar que recoge briznas del pasado, fogonazos de felicidad y edifica con palabras un mundo fuera del tiempo, lejos de los mórbidos miasmas de los que hablaba Baudelaire, más allá de los éteres, del sol y las estrellas, en lo desconocido que es luz divina, asociada en la tierra a la mujer.
Marco Martos.
 
 
 
El Olvido por Leopoldo Chariarse


 

El Olvido por Leopoldo Chariarse

 
Ahora escucho en la noche
el eco sin fin de cada una
de tus palabras ya juntas
en el corazón del silencio
y unido a la noche escucho
sólo la huella
de aquellas palabras tuyas cuando hasta el eco
de tu voz se confunde con el silencio
 
 
Soledad en el desierto por Leopoldo Chariarse

 

Soledad en el desierto por Leopoldo Chariarse 

Ahora sé quién guiaba mis pasos
que en la arena se hundían
una palabra tuya
apenas audible
vibra en el aire
cálido del desierto
y una palmera
se lanza hacia la luz
 
 
 
AL FINAL DEL OTOÑO por Leopoldo Chariarse

 
 

AL FINAL DEL OTOÑO por Leopoldo Chariarse


¿Adónde llegarás, otoño, con tus tardes,
con tus glorietas tristes, con tu voz?
¿Adónde con tu amargo silencio,
con tus mañanas frías y rotas?
Doblándote, tropezando,
golpeándote contra las casas y árboles.
Como un niño escondido entre los pinos, tiemblas,
huyes a tus rincones sordos, tras la sombra
de paredes y huertos, o a los días
dados a mala muerte, con la lluvia,
con los vocablos súbitos, con todo
lo que el reflejo triste de un cielo retuviera.
Y comprendes, persistes y te miras llegar, cuán torpemente,
cuán desolado y turbio entre los veraneantes.
¿Cómo llorar, cómo salirte afuera y gritarlo?
Si tú, como un insecto en un vaso te debates,
bebes lo que no es tuyo, en silencio, y a la brisa
das tu mirada honda de amor mal avenido.
Quédate en calma, no prosigas
con tus cuatri paredes de espanto en todas partes.
Cede, deja al olvido
cuanto supiste día de sol, claro quebranto
y enseñanza de amor, en tu costado.


FUGAZ CREPUSCULO por Leopoldo Chariarse



FUGAZ CREPUSCULO por Leopoldo Chariarse


No quiero ya ser más que instrumento en tus manos
tú que tañes una canción en la lluvia
pastor lejano ir contigo
conduciendo el rebaño solar de tus veleros
y beber de tus dedos la frágil luz
como un árbol temblando en el esplandor de la tarde

 

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